¡Por favor... píntame un cordero!

Un extraordinario hombrecito a un aviador en
El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry



Antonio hizo una pausa. Dejó de escribir, o al menos, dejó de intentarlo. Buscó un cigarrillo en la gaveta, lo encendió y se alejó de su computadora.

Escribir a medianoche y con el tiempo en contra se había convertido en una molesta costumbre que en la redacción le toleraban por ser amigo del director.

A él tampoco le agradaba el asunto. De no ser porque Fabián, su amigo, se lo había pedido como un favor personal, no estaría complicándose la vida con este tipo de tonterías. Escribir para una revista en línea era un ejercicio que no le despertaba ningún tipo de entusiasmo. El único entusiasmado con ello era Fabián, recién nombrado director editorial.

Lo suyo había sido un reclutamiento forzoso. Por eso, no podía evitar la sensación de castigo cada vez que se sentaba a escribir su colaboración semanal.

Decidió salir al patio de su casa para darle prioridad a pequeñas distracciones, como buscar estrellas fugaces, formar aros con las bocanadas de humo que salen de su boca u orinar sobre las flores del jardín y la grama. Decidió realizar las tres.

Regar las flores y hacer aros de humo era lo más fácil. Sorprender una fuga de estrellas era otra cosa. Sin descuidar las otras aficiones, Antonio exploró el cielo abierto en busca de su estrella fugaz. De pronto, un piquetazo en su tobillo izquierdo interrumpió su búsqueda.

— Oye, ¿qué te pasa? —reclamó Antonio.
— Te mantengo despierto —respondió una vocecita.
— ¿Despierto?
— Sí, te estabas durmiendo.
— ¡No! ¡Busco estrellas fugaces!
— Soñar despierto es estar dormido.

Antonio reaccionó. Dirigió su vista a la tierra, pero no encontró a nadie cerca. Estaba sorprendido. ¿Estaba alucinado o realmente escuchó la vocecita? ¿Le había dado por hablar solo? Mientras se cuestionaba, un pequeño destello amarillento se movió entre las hojas de las flores.

— ¡Hey! —exclamó Antonio.
— ¡Buenas noches! —respondió la vocecita.
— ¿Eres tú quien me ha mordido? —preguntó Antonio.
— Sí, he sido yo.
— ¿Por qué?
— Para traerte de nuevo a la tierra.
— Eres rara, y pequeña.
— Pero soy tan poderosa como... ¡olvídalo! ¿Por qué estás aquí?
— Tengo problemas con un texto.
— ¡Ah!

Y ambos se callaron.

Antonio le observó largo rato. No pudo evitar cierta nostalgia. Recordó que hace tiempo, en un libro, leyó una conversación muy similar a la sostenida en este instante. Un pequeño hombrecito, nostálgico por una rosa, y una peligrosa serpiente, eran los protagonistas de esa charla. Algo tan poético, como ilógico.

Antonio sacudió repentinamente su cabeza. Se frotó los ojos. Miró a su alrededor. Ni su estudio era un pequeño planeta infestado de baobabs. Ni el patio de su casa era un desierto solitario donde se pierden los aviadores. Las únicas rosas conocidas eran las que había bañado de orines un par de minutos atrás y quien hablaba con él no era una peligrosa serpiente amarilla que mata personas en treinta segundos, sino una simple hormiga soñadora.

– ¿Pero qué historia es esta? –preguntó Antonio a la hormiga.
— No sé —le respondió—, a veces me da por leer la basura que botas.
— Ah, entiendo.

Ambos guardaron silencio una vez más. Observaron por un instante el cielo. ¡Por fin, una estrella fugaz! La primera desde que era niño. Ambos sonrieron. Una brisa helada le recordó a Antonio que debía terminar su artículo antes de las doce.

Se despidió cortésmente de la hormiga, sin preguntar su nombre, no sin antes pedirle disculpas por si algún día, sin desearlo, la aplastaba por accidente. Después de todo, nunca se sabe lo que puede ocurrir.

A la medianoche, en la redacción, alguien recibía por fin el artículo terminado.





David E. Alvarado
dear1979©Todos los derechos reservados

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Comments (5)

On 14 de octubre de 2009, 16:25 , Unknown dijo...

Siempre hay hormigas que en la vida se encargan de hacernos volver a la tierra en medio de tanta nostalgia y alucinación.
Buen relato

 
On 14 de octubre de 2009, 16:57 , DEARmente dijo...

Correcto.

Para eso están las hormigas.

 
On 24 de octubre de 2009, 8:34 , Unknown dijo...

Me parece que aquí hay buenos relatos, aunque tarden un poco en salir a luz, te recomiendo que no prives a los ávidos de leer, el privilegio de tus letras.

 
On 20 de enero de 2010, 15:07 , JEANN ALVARADO dijo...

magnifico escrito!!!!
me hace pensar que no todo en la vida es sueño y
tenemos q despertar.
aunque aveces vivimos mas
en los sueños...

 
On 20 de enero de 2010, 16:01 , DEARmente dijo...

@ jeann alvarado: Gracias por lo de "magnifico".

La idea es esa: despertar!

SLDS!